Maderas durmientes: Información
El término durmientes o traviesas, propiamente dicho, se aplica a las piezas de madera de sección rectangular o casi rectangular que se tienden atravesadas para servir de apoyo a los rieles de las vías férreas.
Los durmientes utilizados en Europa son casi exclusivamente de madera y se fabrican ya sea en los aserraderos o en los bosques. Este último sistema de fabricación en el bosque tiende a perder su importancia como resultado de la desaparición de obreros diestros. En Europa no se producen los durmientes escuadrados con hacha, que con frecuencia se emplean en las Américas y otras partes del mundo.
Los durmientes pueden hacerse tanto de maderas duras como de maderas blandas, destinándose estos últimos para diferentes propósitos y empleándose bajo diversas condiciones. Los durmientes de maderas duras se hacen principalmente de roble, haya y carpe; los de maderas suaves se manufacturan de pino escocés, pino marítimo (Pinus pinaster) y alerce. En España se utiliza también el eucalipto para la fabricación de durmientes. La madera para los durmientes se corta generalmente de árboles que tengan de 80 a 120 centímetros de circunferencia a una altura de 1.30 m. del suelo, o de la parte superior y ramas de árboles de mayores dimensiones que se encuentran en los bosques altos, o en los bosques de nuevo crecimiento donde hubiesen quedado algunos árboles en pleno desarrollo.
Los durmientes para vías normales (1 m. 46) utilizados en Europa pueden clasificarse en tres categorías diferentes: durmientes alemanes, cuyas dimensiones son 16 cm. x 26 cm. x 2.6 ó 2.7 m.; los franceses, de 14 cm. x 26 cm. y el mismo largo; y los durmientes ingleses de 12 cm. x 25 cm. Estas cifras corresponden a los durmientes aserrados por los cuatro costados. No obstante, se deja cierto margen para contracción o curvatura, habiendo tres o cuatro especificaciones. También hay los llamados durmientes "suecos" o "sajones", cuyos lados superior o inferior son aserrados, dejándose sin desbastar el resto.
El largo de los durmientes utilizados en los cambies o cruceros varía de 2.60 m. a 5 m. ó más; los durmientes industriales son de 1.80 m. a 2 m., y los durmientes para cruces generalmente son de 1.30 m. a 2 m.
La duración de los durmientes depende de su resistencia a la fungosidad, a los insectos y a la presión mecánica. Para evitar que los durmientes se pudran se impregnan con substancias químicas, de las cuales la más ampliamente conocida es la creosota, aunque también se utilizan soluciones de sales de cobre o de zinc. Mediante la impregnación el durmiente puede conservarse en estado útil de 25 a 30 años en lugar de 5 a años. Los durmientes deberán tener ciertas propiedades mecánicas requeridas. Los daños ocasionados a los durmientes debido a defectos mecánicos están ocurriendo con más frecuencia debido al aumento en el peso de los cargamentos transportados y a la mayor velocidad de los trenes. Este daño mecánico consiste principalmente en el aplastamiento, rajadura, hundimiento, etc.
Desde que finalizó la Segunda (Guerra Mundial, las fábricas para la impregnación de durmientes en Europa han sido restablecidas y puestas en movimiento. No obstante, los productos químicos, particularmente la creosota y el ácido sulfúrico, continúan siendo escasos.
Los durmientes de acero se han utilizado extensamente en algunos países, en particular Alemania y Suiza. Según informa el Comité de Transporte de la Comisión Económica para Europa (ECE), la demanda de durmientes de metal en ese continente, sin contar a Rusia, ascenderá a 242,000 toneladas en los próximos años. La fabricación de durmientes de metal es sencilla y poco costosa. Debido a que la cantidad total necesaria de acero no es grande, es de suponerse que la demanda pueda satisfacerse. sin dificultad. El uso de durmientes de metal se desarrolló durante un período de sobreproducción de acero, cuando éstos resultaban a un precio más bajo que los fabricados de madera. En la actualidad, en Suiza, los durmientes de metal, ano en los casos en que están provistos con aislamiento para uso en los ferrocarriles eléctricos, son más baratos que los de madera. Sin embargo, los durmientes de metal no tienen la misma elasticidad que la madera, son ruidosos, y a la larga más costosos, ya que el material rodante tiene que ser reparado más a menudo. Por último, estos durmientes no pueden utilizarse en sitios próximos a las industrias que despiden vapores o gases que afectan los metales. En algunos países, sin embargo, estos durmientes pueden representar un papel importante debido a su resistencia a la hormiga blanca.
Los durmientes de hormigón se han estado empleando por largo tiempo; pero su transporte resulta difícil ya que pesan de dos a tres veces más que los de madera. En Italia es donde más extensamente se utilizan estos durmientes. Durante la última guerra, el Reino Unido hizo experimentos con una nueva clase de durmientes de hormigón armado que parece haber dado resultados altamente satisfactorios. Estos durmientes han sido usados durante los últimos cinco años no dando señas de desgaste por lo que el Reino Unido está construyendo actualmente una fábrica grande para la manufactura de este tipo de durmiente.
Santiago, 28 de septiebre de 2012




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